En cada laboratorio de cada
centro de fertilidad de la ciudad de buenos aires se realizan por año,
aproximadamente, cuatroscientas inseminaciones, ochocientos espermogramas y más
de mil procedimientos de alta complejidad.
Trescientos de estos
procedimientos de alta complejidad (fertilizaciones in vitro con o sin óvulos
donados) pasan a criopreservarse.
La criopreservación es el proceso
en el cual células o tejidos son congelados a muy bajas temperaturas,
generalmente entre -80 ºC y -196 ºC (el punto de ebullición del nitrógeno
líquido) para disminuir las funciones vitales de una célula o un organismo y
poderlo mantener en condiciones de vida suspendida por mucho tiempo. A esas
temperaturas, cualquier actividad biológica, incluidas las reacciones
bioquímicas que producirían la muerte de una célula, quedan efectivamente
detenidas.
La criopreservación de óvulos o
embriones se realiza a veces por sugerencia del médico y otras veces por
decisión de los pacientes. Se congela el material genético que no fue utilizado
y se guarda, en algunos casos, para una segunda oportunidad.
En la actualidad la política de
los institutos de fertilidad consiste en no impulsar a las pacientes a
criopreservar más de lo necesario óvulos o embriones, teniendo en cuenta cada
caso en particular. Y aquí se abre un abanico de diversas cuestiones morales,
religiosas, económicas, legales, vinculares y afectivas a la hora de tomar esa
decisión, que generalmente no es pensada a priori del procedimiento.
Hace tiempo que para evitar
embarazos de alto riesgo (embarazos múltiples) y a partir de la legislación de
la Ley de Reproducción Medicamente Asistida (Ley 26.862) las obras sociales y
pre pagas de la Argentina autorizan a sus pacientes a que se les transfiera al
útero máximo dos embriones en cada tratamiento realizado de fecundación in
vitro.
De esta manera se limitó la
cantidad de embriones a transferir y creció el número de embriones
criopreservados.
Así es como los laboratorios de
los centros de fertilidad comienzan a preocuparse, por miedo a convertirse en
aquello que no son: bancos de óvulos y embriones congelados.
Los números empiezan a hacernos
más preguntas cuando comparamos cuantos pacientes decidieron criopreservar su
material genético y cuantos pacientes fueron a buscar su material genético
criopreservado después de uno, dos o más de diez años.
El número de criopreservación
crece y el número de desvitrificación (proceso por el cual se descongela el
óvulo o embrión) disminuye.
Pareciera que tod@s están muy
ansiosos por "tener" y que no les falte al momento de decidir
"tener" un hijo, pero luego no saben muy bien qué hacer con aquello
que allí permanece.
• Qué sentido le otorga cada pareja a ese
material genético?
•
Y qué sentido le otorga esa misma pareja en el presente? Digo, una vez
pasado el tiempo, quizás habiendo tenido hijos, o habiendo enviudado, o luego
de haberse separado de aquella pareja con quién en el pasado había decidido
criopreservar.
• De quién es ese material genético? Del
paciente que pone su firma o del centro que se compromete a cuidarlos?
El consentimiento informado que
cada paciente debe firmar en el momento que decide realizar este procedimiento,
dice que ese material genético es del paciente. No es del médico, ni del centro
de fertilidad. Pero lo cierto es que en algunos casos han pasado más de diez
años y los centros se sienten más interesados por aquellas gametas que quienes
parecían comprometidos pero nunca han vuelto a hacer algún movimiento con
ellas.
• Es el médico el responsable de que ese
material quede allí a la espera?
Hace algunos años que los centros
le han otorgado un valor económico a los óvulos y embriones criopreservados
para poder seguir manteniendo el material en el laboratorio.
• Cuál es el valor simbólico que tiene para la
paciente que los mantiene?
• Cuáles son las fantasías que se esconden al
pensar en donarlos a otr@s?
• Cuáles son los miedos si se decide
"descartarlos" (tirarlos)?
El artículo 19 del nuevo código
civil establece que "la existencia de la persona humana comienza con la
concepción". Definir el inicio de la vida es controvertido. Pero esta
postura muestra un retroceso frente a los nuevos logros legislativos: las leyes
26.618 de Matrimonio Igualitario, 26.743 de identidad de género y la ley 26.862
de cobertura médica de técnicas de reproducción humana asistida.
Esto es, ¿si el embrión es una
persona (para el código civil), entonces cómo es que la ley de reproducción
humana apruebe la criopreservación?
El desorden legal y
contradictorio los lleva a la imposibilidad de poder decidir con libertad.
Lic. Laura Wang
Psicóloga y Psicoanalista
Especialista en Medicina
Reproductiva